sábado, 21 de marzo de 2009

El regreso de Rourke

 

Blog Art - Mickey_Rourke Al menos en los 80’s, la belle époque de mi generación, hablar de galán, era hablar de Mickey Rourke. Nos conquistó a todos con 9 Semanas y 1/2, al lado de la espectacular Kim Basinger. Y si bien Orquídea Salvaje no tuvo el éxito de la película anterior, su papel protagónico fue harto celebrado. Además, casi siempre la hacía de malo, y ese solo hecho tiene un atractivo adicional en un mundo tan maniqueo como el nuestro. No tengo idea del impacto que generó en su tiempo el rebelde James Dean, pero por lo que he podido leer y oír, algo parecido debió haber sido el efecto.

 

341_3 Por otro lado, siempre que mi papá me llevaba en su Toyota Corona azul como confiable copiloto, a distritos algo alejados de la Costa Verde (fines de la década de los 70, cuando apenas contaba con 5 ó 6 años de edad) como San Martín de Porres o Los Olivos, para visitar a uno que otro cliente suyo, y cruzábamos raudamente el cappuccino –por el color marrón del hábito de los monjes- río Rímac, veía con curiosidad y asombro el Coliseo de Cachascán que aparecía a mi izquierda.  Enormes cartelones de múltiples colores anunciaban la cercana pelea entre enmascarados y monstruosos gigantes, y yo, sólo podía aspirar a soñar con un día verlo en vivo… es una deuda que aún tengo pendiente. Mi premio consuelo era verlos en las tardes por televisión, en un enorme televisor de 20 y tantas pulgadas que teníamos en el pasillo del segundo piso, a blanco y negro, de marca Phillips.  Aunque suene a cuento chino, a fines de los 70, la programación no pasaba de tres canales, el 4, el 5 y el 7. Y hasta donde recuerdo, casi nadie en Lima tenía televisor a colores. No te sorprendas lector, pero en el Perú, en mi niñez y aún ahora, contar son simples comodidades como un auto, casa propia, teléfono, agua caliente, televisor, cuenta bancaria, biblioteca, etcétera, es privilegio de pocos.

 

Director: Darren Aronofsky Hoy, luego de ver El Luchador (The Wrestler), he recordado un montón de cosas, y he quedado también encantado con la actuación de Rourke, quien con casi 60 años de edad, nos confirma que se puede estar como se quiere, aún después de varias caídas. Hay que agregar que Marisa Tomei con sus cuarenta y pocos, está espectacular, tanto o más curvilínea y acolchonable que una Barbie de 18 años. Nunca la vi mejor, confirmando ese viejo dicho popular que dice “gallina vieja hace buen caldo, y pollo tierno, buena sopa”.

 

marisa-tomei-foto Podría escribir muchas líneas sobre la Tomei, pero corro el riesgo de dormir en el sofá, y ya no estoy para esos trotes. En fin. La historia también nos confirma, que uno no puede negar su naturaleza, por más que trate. Y con el perdón de mis profesores de Gestión del Cambio y no sé cuantitos, la gente no cambia, prevalece su esencia, eso bueno o malo que los hace únicos, diferentes y también distintos, que no es lo mismo. Y claro que merece la pena morir en el intento, porque no hay otra chance. O se es ahora, o no se es. That’s it!, diría el gabacho. Porque incluso resucitando, o renaciendo, o reencarnando, ya no seremos los mismos. Por más ave fénix que se sea, no se vuelven a tener las mismas plumas. Vayan a verla, es diversión asegurada, y para los más profundos, más de un mensaje van a encontrar. Yo de seguro, pienso volver a verla, y en el transcurso, soñar que a los cincuenta y muchos, todavía puedo levantar un saco de arroz de 50 kilos sobre los hombros, y no morir en el intento.

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