miércoles, 10 de diciembre de 2008

Sí, las heroínas sí existen

Jor 2 El gran filósofo español José Ortega y Gasset afirmaba que «Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo no me salvo yo». Parece mentira, pero muchas veces dejamos que las circunstancias tomen el papel protagónico de nuestras vidas, y sencillamente nos dejamos llevar, como si de semi ahogados atrapados en un caudaloso río se tratara. Justificando nuestra desidia -en el mejor de los casos-, citamos al divino poeta Jorge Manrique (S. XV), arguyendo que nada se puede hacer, porque a la larga, todos los ríos van a dar a la mar, que es el morir (Coplas a la muerte de su padre). Entonces, ¿para qué esforzarse, hacer algo, o reaccionar? El destino ya está escrito, y si nos tocó perder, pues así tendrá que ser. Terrible, ¿no? Felizmente, no es el caso de una ojiverde joven cordobesa, que conociera años atrás, en el norte de California, Jorgelina Venturi. Es una de esas raras mujeres, hermosas, vitales, rebosantes, entrañables, a las que cuesta acercarse, por el temor a perder el corazón. Creo que a finales del año 2005, como muchas otras jóvenes, dejó su natal Argentina para alcanzar el american dream. ¡Y vaya que lo alcanzó!


n1271766657_30061675_6522 Huyó cuando pudo de su breve pasado, adolescente, inimputable, para reinventarse, recrearse, renovarse. Amiga mía, a los 18 años no hay pecados que nos condenen, sólo necesidades de aprender, de experimentar, de saber, de conocer, de entender. Claro, eso lo sabes a los treinta, no antes de completar la segunda década -no hay atajo que valga-. Lejos del calor del hogar, miles de kilómetros al norte, había que trabajar duro para pagar el pan y la renta, había que estudiar para ser mejor, había que cambiar para no sucumbir, había que madurar para no equivocar el camino, había que enamorarse y desenamorarse, porque así lo mandaba el corazón, y había que caerse y levantarse... una y otra vez. Todo eso hizo, y más. Y no le fue suficiente. La sangre italiana, navegante, le exigió mayores desafíos. Entonces, se animó para recorrer el país de costa a costa, y más tarde, el viejo continente (Inglaterra, Italia, Francia, etc.), gracias a las nuevas circunstancias que se había creado, ya dueña de su destino, protagonista de su vida.


n1271766657_30127067_4612 No nos engañemos, no es tarea fácil cambiar. Pero sólo aquellos que asuman el cambio, y hagan el cambio, surgirán. No, no será fácil. El rechazo al cambio está presente en todos los campos del quehacer humano. Sólo por citar un ejemplo, Thomas Samuel Kuhn, en La estructura de las revoluciones científicas nos señala que «en cualquier comunidad científica hay individuos que se arriesgan más que la mayoría. Son los que, considerando que existe de hecho una crisis, adoptan lo que se denomina una ciencia revolucionaria, intentando dar con alternativas a las asunciones aparentemente obvias e incuestionables en las que se basa el paradigma establecido. El nuevo paradigma propuesto parecería poseer numerosas anomalías, en parte debido a estar aún incompleto. La mayoría de la comunidad científica se opondrá a cualquier cambio conceptual».


Con Jorgelina Venturi Hoy, que todos envidian su determinismo, ha decidido volver a la Argentina, a su Córdoba natal, a su casa en Oncativo. Casi nadie la entiende, le dicen que no vuelva, que hacerlo es retroceder, condenarse al fracaso, dejarlo todo, por nada.

-¡Qué equivocados están! -reflexiona consigo misma.

Vaya que doy fe ello, pues nuestras biografías se parecen mucho, porque como ella, yo también opté por lo mismo, por volver adonde realmente pertenecía, luego de 6 años de un exilio voluntario, que me dio tantas cosas, como su amistad. Bien afirmaba Robert Louis Stevenson: «un amigo es un regalo que nos hacemos». Sin duda, tu amistad es un preciado regalo, que me enorgullece y ensancha el pecho. ¿Sabes una cosa?, a veces las estrellas se cruzan, se ven y se reconocen... pero otro tiempo será, en el que coincidan sus trayectorias. La mejor de las suertes en esta nueva vida que emprendes, estoy seguro que una vez más conquistarás tu nuevo destino, tú, heroína de leyenda, Jorgelina. No dudes nunca, que aquí siempre me encontrarás.

4 comentarios:

Juan Carlos García Alcalá dijo...

He ojeado tu blog y eres un pésimo escritor, redundas, cortas el ritmo de la lectura, no eres fluido, no eres consistente en cuanto a los temas que presentas, eres racista y asumes que eres blanco, error de todos los peruanos, eres machista y por si fuera poco, superficial.

Y sin embargo te leen en todo el mundo. Eres el estereotipo del peruano perfecto, tan mediocre que llegas a ser conocido en el mundo.

No te molestes en leer mi blog, hice un par de entradas hace años y fue por obligación, era requsito para pasar un curso en la universidad. Así que eso no es mi trabajo actual.

Saludos, tu detractor número uno.

Vladimir Zárate Alva dijo...

Juan Carlos:

Aunque no lo creas, agradezco el comentario. Es imposible gustar a todos, no obstante, te has tomado un tiempo para leerme, analizarme, criticarme y escribirme. ¿Se puede estar más halagado, incluso, si no se gusta?

Ergo, tomo de la mejor manera los ásperos comentarios, con genuina humildad, y espero, un buen día, mínimamente agradarte. De hecho, en contra de todo pronóstico, te he publicado el comentario, cuando otros lo habrían moderado.

Sinceramente,

V.Z.A.

Juan Carlos García Alcalá dijo...

No puedo con tu educación.
Me siento un canalla.

(Y no sé si ella es una heroína)

Siendo más justo en mi juicio, no eres mediocre, tal vez solo no es mi estilo.

Anónimo dijo...

Antes de criticar a alguien, camina una milla con sus zapatos. Así, cuando le critiques, estarás una milla más lejos y llevando sus zapatos.Saludos Y grácias por todo, como ves me paso de vez en cuando por tu personal blog,te dije que me gustaba tu manera de escribir,peruano perfecto jejejjeje una pregunta ¿Desde cuando reafirmar un color de piel propia es racismo? que yo sepa se puede ser blanco en un pais étnicamente variado,y desde cuando el piropo, el halago, y el culto a la belleza femenina es machismo. FELICIDADES Y ESCRIBE CON EL CORAZÓN.Josao