viernes, 18 de julio de 2008

La puta depresión... y ahora, ¿quién podrá defendernos?

Tsalaverry01 Mientras compraba unas pastillas para los malestares propios de la acidez en el Pharmax Drugstore de la Av. Salaverry, en Magdalena del Mar (aunque se crea que es San Isidro) -sí, carajo, a mi avanzada edad, esos achaques empiezan a fastidiar como no tienen ni idea-, en la línea para pagar, atrás mío, se entabló un divertido aunque preocupante diálogo entre dos colorados barbilampiños, de unos 25 años de edad, ambos, aproximadamente.

-No pasa nada, compadrito. Me meto un par de pepas, y estoy como nuevo.

-¿Así? ¿cuáles, ah?

-Puta, que eres bien monse, oye. ¿No sabes? Hay que ponerse mosca, pues. Mira, puedes pedir Prozac o Celexa, las dos son buenotas.

-Si, pero me van a pedir la prescripción médica.

-Oye, tú sí que te has metido demasiado alcaloide de cojudina. Pide nomás. Estamos en el Perú, aquí nadie te pide ni michi. En el peor de los casos, lo llamas al Javicho, que es médico. Ese huevón te hace una receta de lo que quieras al toque.

451px-Melencolia_I Obviamente, hablaban de la puta depresión (del latín depressus, que significa abatido, derribado). Y no es para tomarlo en broma. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay más de 340 millones de personas deprimidas. Así mismo, esta enfermedad provoca 800 suicidios diarios. Incluso, la OMS pronostica que la depresión será la segunda causa de pérdida de más años de vida saludable en el año 2020, sólo superada por las dolencias cardiovasculares. Por otro lado, todos los estudios científicos serios coinciden en que la prevalencia es casi el doble en la mujer que en el hombre, y que algunos factores estresantes vitales, como el nacimiento de un hijo, las crisis de pareja, el abuso de sustancias tóxicas (principalmente alcohol) o la presencia de una enfermedad orgánica crónica se asocian con un riesgo incrementado de desarrollar un trastorno depresivo mayor. En cuanto a la asociación familiar debida a factores genéticos, la existencia de un pariente de primer grado con antecedentes de trastorno depresivo mayor aumenta el riesgo entre 1,5 y 3 veces frente a la población general.

230px-Serotonin_svg Hoy en día, la literatura es abundante, y se podría hablar de ella horas y horas. En la web, pude encontrar que su origen es harto complejo, ya que en su aparición influyen factores genéticos, biológicos y psicosociales. Hay evidencias de alteraciones de los neurotransmisores, citoquinas y hormonas que parecen modular o influir de forma importante sobre la aparición y el curso de la enfermedad. La psiconeuroinmunología ha evidenciado trastornos en el eje hipotálamo-hipofisario-adrenal relacionados con las citoquinas, así como alteraciones inmunológicas asociadas a neurotransmisores en el trastorno depresivo mayor (por ejemplo, se reducen el número de transportadores de serotonina en linfocitos de sangre periférica de pacientes deprimidos). Esto parece apuntar a una fuerte relación entre la serotonina y el sistema inmune en esta patología.

depresion Algunos tipos de depresión tienden a afectar a miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo severo se asocia a menudo con cambios en las estructuras o funciones cerebrales. Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.

images En los últimos años, la investigación científica ha demostrado que algunas enfermedades físicas pueden acarrear problemas mentales. Enfermedades tales como los accidentes cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales pueden llevar a una enfermedad depresiva. La persona enferma y deprimida se siente apática y sin deseos de atender sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una o en muchas de sus relaciones interpersonales, los problemas económicos o cualquier situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente incluyen una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales. Después del episodio inicial, otros episodios depresivos casi siempre son desencadenados por un estrés leve, e incluso pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés.

depresion Eduardo Punset, citando a José Antonio Marina sostiene que en el tratamiento de la depresión probablemente debería tener una doble vía o un camino de ida y vuelta: una modificación fisiológica podría ayudar a prevenir disfunciones anímicas y cognitivas, pero aprender a ver el mundo de otro modo o mejorar el ambiente externo también podría influir en esas disfunciones fisiológicas. Hay un dato que lo educadores como Marina están valorando en la actualidad: no saben por qué unos niños tienen más capacidad que otros para resistir los traumas, incluso traumas muy fuertes o situaciones muy duras. Si descubriéramos los factores biológicos o psicológicos que establecen esas diferencias y si se encontraran esos factores protectores, habríamos dado con la solución a muchos problemas, entre ellos, posiblemente el de la depresión. Por el momento, sólo cabe seguir reflexionando sobre uno de los grandes problemas a los que se enfrentará la Humanidad.

1 comentario:

Iñaki dijo...

un post muy interesante