Ya en mi primera
experiencia laboral, terminada la carrera de Derecho y Ciencias Políticas, empecé
a sospechar de las bondades del trabajo. Fue más de una la señora agradecida, luego
de asesorarla legalmente, que me deseaba o «mucho trabajo» o que «no me falte
nunca». Allá por la década de los noventa, el trabajo era un bien muy escaso en
el Perú. Y si bien, algunos pocos meses de desempleo claro que tuve, en
términos generales no he parado desde entonces. Pienso que mucho han tenido que ver mis
competencias blandas, más que las técnicas. Me suelo enamorar de lo que hago.
Comunico fácilmente. Creo en el trabajo en equipo. Respondo por mis actos y los
de mi equipo. Arriesgo lo que soy por lo que puedo ser. Tengo buena memoria. Soy
buen negociador. Me encanta escribir. Hablo fluidamente el inglés. No suelo
tomar las cosas de forma personal. Enseño con el ejemplo. Siendo así, me gustaba
creer que, llegado a la organización ideal, me quedaría ahí hasta jubilarme. Primer
error, no existe la organización ideal. Puede que lo sea al inicio, pero
las organizaciones son seres vivos, mudan con el paso del tiempo. Están
condenadas a adaptarse a sus circunstancias. A generar valor. A privilegiar los
guarismo sobre los sentimientos. O de lo contrario, perecer en el intento. Segundo
error, subestimé el alcance de Linkedin.
La ley del menor esfuerzo y la ficción de la inmediatez («lo quiero para ayer»)
han hecho de este portal, la herramientas más usada para el reclutamiento de
personal. No hay caza talento o Headhunter,
que se precie de tal, que no lo utilice. Y no hay profesional, que se precie de
tal, que no tenga su perfil profesional publicado allí. Es el mercado perfecto:
oferta y demanda a la distancia de un click
del mouse.
Ciertamente, las
ventajas del trabajo son numerosas. Nos asegura el sustento y paga los vicios.
Desarrolla nuestras habilidades y amplía nuestros conocimientos. Le da cierto sentido
a nuestra vida. Nos socializa. Hace más llevadero el paso del tiempo. Cimienta
las ilusiones y refuerza el autoestima. Estimula el ahorro y nos vuelve sujetos
de crédito. Otorga seguro médico y demás beneficios laborales. Nos exige
superarnos. Hasta puede que conozcas al amor de tu vida. Pero sus bemoles no
son pocos: el estrés, el acoso laboral, el maltrato psicológico, el abuso de
poder, la explotación, la plusvalía marxista, los accidentes laborales, los
despidos arbitrarios, el nepotismo, la corrupción, entre
otros. Entonces, las referidas señoras –tan buenas ellas-, al desearme un bien,
también me condenaban a una dinámica recurrente, de por lo menos, cuarenta años
ininterrumpidos, si a una decente pensión de jubilación se aspira. Porque lo
previsional en el Perú ya casi no existe. La CTS (compensación por tiempo de
servicio) se puede disponer a partir del exceso de 3 remuneraciones mensuales
(antes solo se lo podía retirar luego de jubilarse, renunciar o ser despedido).
Lo mismo con el fondo de pensiones, cuyo retiro parcial es posible antes de la
jubilación.
Llego a esta reflexión
luego de la inusual -y muy agradecida- cantidad de ofertas de empleo que he recibido los últimos seis
meses. No es que se esté creando más trabajo en el Perú. Ni que yo haya
adquirido mayores conocimientos o me haya hecho de una rara y codiciada habilidad.
La razón es simple: las organizaciones se están reestructurando. Es decir,
están reduciendo su tamaño, están despidiendo gente y consolidando en el
organigrama, gerencias y jefaturas. Los altos sueldos, hasta hace un par de
años comprensibles, hoy son la principal causa de invitación al despido. Lo
mismo con los muchos años de servicio. La palabrita «lista negra» se está
volviendo moneda corriente en varias empresas. Esto por un lado. Y por el otro,
lo que ahora, lector, invoco que hagas: invierte unas horas en elaborarte un
buen perfil en Linkedin y construye
una buena red de contactos, salvo que quieras pagar la membresía (unos treinta
dólares al mes) para que aparezcas primero en las búsquedas (Job Seeker). Mi red consta de más de
diez mil contactos. Casi todos del sector donde tengo mayor experiencia laboral
y de las áreas de reclutamiento y selección de las empresas que me interesan, y
claro está, de todas las agencias de Recursos Humanos del país. Entonces, no es
casualidad que me inviten a participar en sus procesos de selección. Me tienen
a la mano. Y mi perfil está lleno de «key words», que a ellos les encanta.
Bueno, es verdad que tengo un Master
Degree en Gestión Estratégica del Factor Humano (RR HH) y soy aficionado a
la escritura. Pero es más que todo sentido común. Se trata de entender cómo
interactúan la oferta y demanda laboral. Ahí lo tienes para que le des un vistazo a mi perfil. No es la gran cosa, pero funciona: https://www.linkedin.com/in/vladimir-z%C3%A1rate-alva-a9605218?trk=hp-identity-name
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