Volver a escuchar Dalí, del grupo Mecano, me incita a pensar en la sentida y reciente muerte del gran Tomás Eloy. Y es que la canción original dice: «si te reencarnas en cosa, hazlo en lápiz o en pincel…», hablando del afamado pintor surrealista. Pero no, Tomás Eloy tendría que hacerlo en lápiz y en papel, para que nos siga deleitando con su prosa. Y es que, no es para menos. Incluso, los máximos representantes del boom latinoamericano, se han rendido ante su obra mejor lograda, Santa Evita:
- «(Santa Evita) debe ser prohibida… o leída sin pérdida de tiempo.» MARIO VARGAS LLOSA.
- «Alucinante novela gótica, perversa historia de amor, impresionante cuento de terror, alucinante, perversa, impresionante historia nacional à rebours, Santa Evita es todo eso y algo más». CARLOS FUENTES.
- «Aquí está, por fin, la novela que yo siempre quise leer.». GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
Su obra, harto conocida y estudiada, consistente –cronológicamente- en:
No tuve la fortuna de conocerle personalmente, pero una inteligente y bella amiga mía, argentina como él, Patricia Jorgensen, fue su alumna en la Rutgers University de Nueva Jersey, cuando fuera director del Programa de Estudios Latinoamericanos. Siempre que hablábamos de él y de su obra, relievó su don de gente, su nostalgia por la tierra gaucha, su amplia cultura. Todo eso y más, se notaba en cada uno de los artículos periodísticos que publicaba en La Nación, El País y The New York Times (El 2009 recibió el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria profesional). Esa pasión por escribir la describió magistralmente en su Santa Evita: «escribir tiene que ver con la salud, con el azar, con la felicidad y el sufrimiento, pero sobre todo tiene que ver con el deseo». Otra de sus frases recurrentes en los escribidores es: «todo relato es, por definición, infiel. La realidad... no se puede contar ni repetir. Lo único que se puede hacer con la realidad es inventarla de nuevo».
Dicen las almas viejas que las coincidencias no existen, quizá por ello, antes de empezar su Santa Evita, cita a la poetisa americana Sylvia Plath: «Morir / Es un arte como cualquier otro. / Yo lo hago extremadamente bien» (Lady Lazarus Poem, 23-29 de octubre de 1962). Por eso, el 31 de enero de 2010, con 75 años de edad, te cansaste de perder tantas batallas contra el maldito cáncer al pulmón, para ganarle –extremadamente bien- la guerra a la muerte. Tu obra te inmortaliza, querido demiurgo del Tucumán y del Mundo. Allá te espera Eva Perón para responder todos esos arcanos que la vida terrenal no quiso resolver. ¡Enhorabuena!
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